Ágatas:
El ágata no es un mineral específico, sino un conjunto de variedades microcristalinas del cuarzo (sílice). En realidad, son variedades de calcedonia que presentan bandas de varios colores poco contrastados. La diferencia de colores aparece porque en cada zona la estructura y el número de inclusiones en la calcedonia varía, con lo que cambian sus propiedades.
El ágata se encuentra en rocas volcánicas
cuyo tamaño puede variar desde milímetros a varios metros. Se
caracteriza por presentar una serie de bandas concéntricas de colores
similares, opacos y translúcidos, que recuerdan el corte de un tronco de
árbol en sentido circular. Puede adoptar diversas formas y presentarse
en muchas variedades. Es una piedra dura y resistente a los reactivos
químicos. Se emplea también para construir pequeños morteros.
Existen
algunas variedades, como el ágata dendrítica, musgosa, paisaje y fuego,
que en realidad son calcedonias con distintas inclusiones. Reciben
estos nombres por los colores y dibujos que forman sus bandas.
Los
yacimientos más importantes de ágatas se encuentran
en Brasil, Uruguay(departamento de
Artigas), Argentina, India y Madagascar
Formación
El magma es
expulsado desde el interior de la Tierra hasta la superficie por medio
de los volcanes. Este, al tomar contacto con el aire combina sus
elementos químicos, pasando a denominarse lava. Esta, sobre la
superficie de la tierra genera calor y su superficie se enfría más
rapidemante que su interior. En su interior presenta burbujas de gas.
Con el paulatino enfriamiento de la lava, los distintos gases presentes
en las burbujas se van enfriando y combinando hasta enfriarse totalmente
y formarse las piedras. Si la burbuja presenta poco volumen de gases se
formará una ágata de lo contrario se producirá un amatista.
El
ágata se forma en las cavidades de las rocas volcánicas, por donde se
filtran y depositan por capas las soluciones calientes ricas en sílice.
Las variaciones en la solución o en las condiciones en que se deposita
son las que provocan las variaciones en las sucesivas capas (con lo que a
veces la calcedonia alterna con el cuarzo cristalino).
La
primera capa que se deposita suele ser una sustancia grisácea oscura,
que proviene de la descomposición de ciertos minerales presentes en la
roca en la que se va a formar el ágata. Además, cuando el ágata se
desprende de su matriz, esta capa queda rugosa y basta. Todo esto le da a
este mineral un aspecto exterior de pedrusco “feo”.
Muchas
ágatas son huecas, ya que a menudo no se deposita la cantidad
suficiente de solución silícea como para llenar toda la cavidad. En
estos casos, la última deposición suele ser cuarzo oamatista, y se
produce de forma tal que los cristales apuntan al interior del hueco. Se
dice entonces que se ha formado una geoda.
Cuando la roca que la contiene se desintegra, el ágata, que es extremadamente resistente a la erosión,
permanece como gravilla en la tierra o en las orillas de los ríos.
Etimología e historia
El
nombre "ágata" proviene del río Achates, actualmente río Dirillo,
al sur de Sicilia, en Italia, donde se dice que se encontró la primera
de estas piedras.
El ágata fue muy venerada por los antiguos y se
le consideraba como la piedra de la ciencia. Se creía que el ágata de
la India era el mejor remedio para las enfermedades de los ojos, y que
el ágata egipcia era muy efectiva contra las mordeduras de arañas y
picaduras de escorpiones.
Las ágatas de Aleppo, en Arabia,
recibieron el nombre de “ágatas de ojo”, debido a que parecían pupilas
rodeadas del iris. Eran muy estimadas y se usaban como ojos en las
imágenes de los dioses. También se han encontrado en las cuencas
oculares de las momias del viejo Egipto.
En el Islam las ágatas
también son piedras muy preciadas. Según la tradición, un anillo de
ágata, por ejemplo, protege a su portador de ciertos percances y le
garantiza la longevidad, entre otros beneficios.
A menudo, para
comercializarlas, las ágatas se tiñen para resaltar el dibujo que forman
sus bandas. De esta manera, se obtienen colores mucho más vivos.
Aplicaciones artísticas
El
ágata y las variedades de que es tipo han suministrado en todos tiempos
las piedras duras más propias para el grabado. Uno de los más notables y
al mismo tiempo una de las mayores piedras de esta especie representa
a Alejandro Magno. La cabeza tiene un relieve muy particular y la piedra
está montada en un magnífico engarce de oro esmaltado.
Otra
figura en ágata calcedonia representa el toro dionisíaco, el cuerpo
ceñido con una guirnalda de hiedra, la cabeza baja y el tirso a sus
pies. Arriba, en el campo, se lee la firma del famoso grabador Hillo.
Célebre por la belleza de su trabajao, este camafeo es uno de los
monumentos de primer orden que nos ha legado la antigüedad.
Como
muestra de grabado moderno en cornalina se puede citar la piedra
célebre conocida como sello de Miguel Angel. En el mismo sátiros y
bacantes de ambos sexos celebran al dios del vino: unos beben, otros
escancian, otros llevan canastillos llenos de uvas. Dos genios alados
tienden un velo que atan a troncos de vid. En medio de la composición se
distingue la cabeza de un caballo. A la izquierda se ve un grupo de dos
mujeres cargando una a otra una canasta a la cabeza. En el exergo, un
bello paisaje representa un río encauzado entre dos colinas y un hombre
sentado a la margen de este río está pescando a la caña.
Miguel
Angel pintó al fresco en la Capilla Sixtina una Judit entregando a su
sirvienta la cabeza de Holofernes. El grabador se inspiró en la obra de
Miguel Ángel y el grabado, por tanto, es posterior a este ilustre
artista.1
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